"Me llamaba la atención cómo se podía capturar la belleza de la luz.
Vivir cerca del océano me dio la oportunidad de contemplar muchos amaneceres y atardeceres, su increíble luz y los colores que se producen. Me gustaba muchísimo observar la manera en que la luz se reflejaba sobre el océano, los intensos reflejos y formas en la superficie después del amanecer o sobre el labio de una ola.
Podía pasar horas soñando y observando esas hermosas formas de luz y sus texturas.
Fue también por esa época cuando comencé a surfear. Los surfers podemos llegar a ver la increíble hermosura del amanecer cuando la mayoría de las personas están durmiendo o ocupadas en actividades mundanas".