31.10.11

LETRAS. Relato de un náufrago.



El 28 de febrero de 1955 se conoció la noticia de que ocho miembros de la tripulación del destructor "Caldas", de la marina colombiana, habían desaparecido a causa de una tormenta en el mar Caribe, cuando el barco viajaba desde Mobile, en Estados Unidos, hasta el puerto colombiano de Cartagena.

Cuatro días después de la desaparición se desistió en la búsqueda, dando a los náufragos por muertos.


Diez después después del accidente, apareció uno de los náufragos. Se llamaba Luis Alejandro Velasco.

Ya en tierra fue recibido como un héroe, pero cuando semanas más tarde se publicó en el diario en el que trabajaba Gabriel García Márquez la verdadera historia del naufragio, fue rápidamente olvidado por el gobierno que lo había ensalzado.

El libro cuenta la historia de un verdadero héroe, que "tuvo el valor de dinamitar su propia estatua" para así contar la verdad de lo ocurrido.

Relato de un náufrago de Gabriel García Márquez.

26.10.11

CITAS. desdelacroa en Pecha Kucha



Cuando Santi y Pablo, los dos máximos responsables de las noches del Pecha Kucha en Ferrol, me invitaron a participar en esta quinta edición, me dejaron la puerta abierta para que hablase de lo que quisiera. Al pensar sobre el tema me di cuenta que no tenía mucho sentido que hablase de proyectos a los que estuve vinculado en el pasado, ya que aunque hay cosas que puedan resultar interesantes, pertenecen al pasado. La otra opción era preparar algo sobre mi trabajo como ingeniero, pero sobre él, de algún u otro modo, ya había hablado cuando acompañé a los arquitectos Lucas Díaz y Antonio Desmonts a presentar el edificio de control del Puerto (que por cierto hace un mes recibió el premio Leaf, Leading European Arquitects Forum, al mejor edificio público construido en el año 2010). Así que finalmente me he decantado por el blog.

En 6 minutos y 40 segundos, y en su formato característico de 20x20, intentaré vencer el miedo escénico y contar el por qué, el cómo y el qué del blog. 

La cita es este viernes día 28 de octubre, a partir de las 22:20 en el Teatro Jofre de Ferrol. La entrada es gratuita. 

Podéis consultar la totalidad del programa, y el modo en cómo conseguir las entradas, pulsando AQUÍ.

21.10.11

HISTORIAS. Lo injusto del nuevo sistema (parte 2)



El otro día, coincidiendo con el Pro France, hubo al parecer una encendida conversación en twitter entre Sunny Garcia y Kelly Slater a cerca del nuevo sistema de clasificación establecido por la ASP para el World Tour. En dicha “conversación”, en la que Sunny parecía echarle a Kelly parte de la culpa de los males del nuevo sistema, se comentaron varios temas interesantes que vienen a completar lo escrito en este blog ya hace unos días:

1.-La reducción de 44 a 32 surfistas en el TOP está motivada sobre todo por la idea de intentar reducir en un día el tiempo de competición de una prueba del CT, de modo que ésta se pueda celebrar en tan sólo 3 días (tal y como se ha logrado en el Rip Curl de Portugal de esta semana). De hecho, con el cambio se ha pasado de un formato con 63 mangas a otro con 45, lo que supone aproximadamente unas 9 horas de reducción en el tiempo de competición. Kelly defendía además que este formato, con menos surfistas, es mejor, aunque sin decir claramente por qué. Pensándolo con calma, y si yo fuese alguien con decisión en la ASP, estaría de acuerdo con la opinión de Kelly por los siguientes motivos:

a.-con menos surfistas, e igual importe en premios, toca más a repartir, con lo que el World Tour tiene para éstos un mayor interés.

b.-de cara a los medios y al público en general, tal vez sea más sencillo de interpretar un formato con menos competidores, y por tanto con figuras más representativas, lo que posiblemente dé a la competición más interés, al ser más fácil que el público pueda identificarse con los competidores.

2.-Se defendía también que el porcentaje de rookies, o surfistas que participan en el CT por primera vez, había aumentado con respecto a la media de los últimos años. Tal vez esto sea cierto si nos limitamos a los rookies, pero si en el computo de nuevos surfistas se incluye también a los que con anterioridad hayan estado en el CT, el porcentaje es inferior. Y ya no hablemos en cuanto al número absoluto.

3.-Kelly identificaba como clave para resolver parte del problema, el modificar los puntos que se otorgan por la clasificación en cada prueba del CT, buscándose unos baremos que sean más equitativos con las pruebas Prime, en donde entiendo que propone se den más puntos a determinadas clasificaciones.

En mi opinión la vía debía ir más bien en retocar las puntuaciones en los CT, de modo que no esté tan sobrevalorado el pasar una o dos mangas. De hecho yo equipararia las puntuaciones de los puestos 9º y 13º de un CT con las puntuaciones otorgadas en un Prime para estos mismos puestos, es decir, 2400 y 1200 puntos respectivamente.

4.-Otro de los temas de discusión era la bondad de las mangas de repesca. Al parecer muchos de los surfistas del WQS critican su existencia, basándose precisamente en que si el criterio que motivó la reducción del número de surfistas fue disminuir el tiempo de competición y con el número de mangas, no tiene sentido que existan estas mangas de repesca, las denominadas rondas 2 y 5, que en su parecer no hacen más que prolongar el tiempo de competición.

Es cierto que de no celebrarse se ahorrarían un total de 16 mangas, más o menos 8 horas de competición. Kelly defiende sin embargo la celebración de estas mangas. Personalmente no sabría cómo pronunciarme a cerca de la bondad de estas mangas, pero creo que su existencia está ligada precisamente a que sean 32 los surfistas que forman el TOP, y por tanto a una cuestión puramente matemática y de múltiplos. Partiendo de la base en que en un CT se renuncia a poder celebrar mangas de 4 surfsitas, y que desde los cuartos de final las mangas han de ser men to men, son pocas las posibilidades matemáticas, con múltiplos de 2 y 3, que permitan un número intermedio de surfistas entre 48 y 32. De hecho, y tras hacer una serie de pruebas, la establecida es la única posible con una cierta coherencia.

Así que leída la conversación, y sin querer enfadar a Sunny, esta sería mi propuesta:

-creo que mantener un circuito con 32 surfistas es una decisión acertada pensando en la difusión y promoción del surf.
-las puntuaciones en las pruebas Prime y CT se deberían homogeneizar para los puestos 9º y 13º de modo que en ambas pruebas éstas fuesen de 2400 y 1200 puntos respectivamente.
-el corte para asegurarse la permanencia en pruebas CT debería establecerse en 16 surfistas, no en los 22 actuales, con la idea de facilitar la entrada de un mayor número de nuevos surfistas.


Parece que el tema está bastante dando que hablar, y que es de esperar que a final de año haya cambios. 


Por cierto, vaya birria los videos de los highlights del campeonato de Portugal. Junto con los de la prueba de Río, los peores. Con los presupuestos que se mueven es increíble como se puede descuidar tanto un tema como éste.

19.10.11

CITAS. Bonnie "Prince" Billy



Fotógrafo (suya es la portada del disco Spiderland de Slint), actor, músico y autor de una de las discografías más amplias, variadas y de calidad de los últimos 20 años, Will Oldham, también conocido como Bonnie "Prince" Billy, actuará este sábado 22 en A Coruña.

14.10.11

HISTORIAS. La arquitectura de una ola.


Muy pocas veces se tiene en una playa de fondo de arena, la oportunidad de ver de un modo tan claro lo que se podía llamar la "arquitectura de una ola". 

Han pasado ya más de dos semanas desde que los fondos de Doniños, y gracias a unas de las mareas más vivas que recuerdo, quedaron al descubierto en la baja mar, pudiéndose perfectamente apreciar la disposición de cada uno de los bancos de arena de la playa, y como sus formas, que se podían recorrer caminando, se convertían en olas al subir la marea. Algunas serían perfectas barras, rompiendo al unísono de un lado a otro del banco. Otras largas izquierdas. Y otras derechas, aunque de menor recorrido pero mayor intensidad.

Mientras los recorría, pensaba una vez más en lo increíble que resulta que tan pequeñas y ligeras diferencias de altura en la superficie de la arena, de poco más de 40 o 50 centímetros en total, puedan dar lugar a olas tan distintas. Las vaguadas se convertirán en canales por los que remontar. Las acumulaciones paralelas a la playa en barras imposibles de surfear. Y los cúmulos de arena, que se adentran hacia el mar, en las zonas que habrá visitar cuando las cubra el agua.

Cómo funcionan los mecanismos que posicionan los bancos de cada una de las maneras, es uno de los misterios que me gustaría conocer, pero me imagino que son tanto los factores que intervienen, que ni los expertos son capaces de encontrar la fórmula que explique todo ésto. 

Así que los que prácticamente sólo surfeamos en olas que rompen sobre bancos de arena, nos hemos de acostumbrar a las continuas variaciones que vemos en nuestra playas: a que olas perfectas desaparezcan en pocas días, sin casi oportunidad de volverse a repetir; o que durante largos días casi no existan olas de calidad que surfear. Pero bueno, la variedad tiene su gracia, y la incertidumbre de dónde y cómo estará rompiendo, hacen que siempre exista el interés de comprobar como el último temporal ha dejado la playa.





12.10.11

HISTORIAS. Crystal Voyager.





Aunque ya hace tiempo que la vi (creo que fue en la primera edición del festival de cine de que se organizó con motivo de la edición del año 2002 del Pantín Classic), Crystal Voyager posiblemente sea la película de surf que más me ha gustado de todas las que he visto.  Tal vez también por ser una de las primeras, pero tras terminar la verla uno tiene la sensación de haber presenciado un momento histórico de la historia del surf. Dirigida en el año 1972 por David Elfick, grabada y narrada por George Greenough, la historia cuenta, con el argumento de la búsqueda de olas solitarias en la costa de California, la vida de George Greenough, y parte de los avances que su sociedad con Nat Young, produjeron en aquellos años. La película es un fiel reflejo de aquella época, llena de innovaciones en todos los campos, tanto en las maniobras, en los materiales y diseños, como en las técnicas de grabación. ¿Y qué decir de los 22 minutos finales? Con música de Pink Floyd, "Echoes", George Greenough logra una de las expresiones más perfectas de la psicodelia que protagonizaba aquella época.

8.10.11

HISTORIAS. Jose "Queimarán"



Antes de conocerlo, Jose “Queimarán”, o Jose “el del Patacón” como también es conocido, era para mí algo así como el personaje misterioso del grupo que protagonizó los orígenes del surf en A Coruña a principios de los setenta. Si bien pocos eran los que lo mencionaban en sus crónicas, Jose, con su inconfundible y poblada barba, y bajo sus gafas, aparecía sin embargo en casi todas las fotos de grupo, muchas veces con su característico albornoz puesto que le hacía llamar la atención sobre el conjunto. Una vez que lo conocí el misterio se mantuvo de algún que otro modo. Desde la primera vez que quedamos para charlar, el encuentro siempre tenía algo de misterio: no sé cómo, pero prácticamente en todas las ocasiones, Jose aparecía de repente, con su andar pausado, como si se hubiese trasladado hasta allí de un modo no convencional. Y del mismo modo que aparecía, desaparecía, como si se hubiese volatilizado entre la arena y los demás bañistas.

Tras varias llamadas infructuosas, al fin quedé con Jose un sábado en Doniños. ¿Y por qué en Doniños? Tal y como me explicó después, no hubiésemos podido haber hablado en ningún otro sitio que no fuera éste. Al menos no hubiese tenido el mismo sentido. Jose me pidió que nos viésemos allí donde pasaron muchos de los mejores momentos de aquellos años. Aquellos recuerdos eran tan importantes en su vida, que sólo allí merecían ser recordados. Y así fue como quedamos en Outeiro, en la zona del aparcamiento. Sin embargo cuando llegué no estaba esperándome entre los coches, sino que lo descubrí en el lugar en el que me imaginé que acampaba con sus amigos. Sin duda un buen sitio. Protegido del viento, de espaldas al nordeste y mirando hacia el sur, cerca de la sombra del pinar, y como no con una excelente vista al pico.

Tras saludarnos, y confirmarme que aquel era su sitio habitual de acampada, le pedí que me llevase hasta el lugar en el que montaban su tienda los Abeledo: el castro. Tras caminar un poco allí estábamos. Entre la hierba aún se podía adivinar la cimentación y parte del muro que habían construido y sobre el que apoyaban los troncos sobre los que montaban el toldo que les daba sombra. Este sitio era aún mejor que el lugar donde acampaban Jose y sus amigos. Más cerca de la playa y del agua dulce. Se notaba que los Abeledo habían tenido donde elegir. Al fin y al cabo es la ventaja de haber sido uno de los primeros en acampar en Doniños allá por los años cuarenta, cuando casi nadie más iba a Outeiro. Y allí, donde en buena medida se había iniciado la historia del surf en Doniños, comenzó la conversación:

En aquellos años trabajaba como “listero” en una obra. Entre mis funciones se encontraba, todos los viernes, la de pagar las nóminas de los trabajadores. Lo habitual era hacerlo a partir de las cinco y media de la tarde, que era cuando terminaba la jornada, pero sobre todo en los meses de primavera y verano, yo intentaba adelantar la hora de pago lo máximo posible con un único objetivo: llegar a tiempo para coger el único bus directo que desde Coruña, saliendo a las seis y media, había en dirección a Ferrol con el objeto de pasar el fin de semana en Doniños. El siguiente bus que salía hacia Ferrol lo hacia a las nueve de la noche, y además no era directo. Si en el directo el viaje ya era largo, en éste, el trayecto se hacía eterno. En el indirecto, además de que el itinerario era muchos más largo, el bus paraba practicamente en todos los pueblos entre Coruña y Ferrol. Al menos 40 paradas.

Así que con ese objetivo, coger el bus de las seis y media, modificaba el viernes mi rutina de las mañanas. Dejaba el trabajo administrativo a un lado y me dedicaba a toda prisa a preparar los sobres con las pagas, para a las dos y media, tras la comida de los trabajadores, comenzar a repartirles la nómina. A muchos no les hacía mucha gracia el adelanto del horario, sobre todo por tener que guardar el dinero en los bolsillos toda la tarde, pero no coger el bus de las seis y media tenía unas consecuencias terribles: perderme una mañana de olas en Doniños, al tener que esperar al sábado por la mañana para hacer el viaje. Es cierto que siempre quedaba la opción de coger el bus de las 9 de la noche, pero además de un viaje más largo, ésto suponía tener que hacer el trayecto Ferrol-Doniños andando. Esto nos pasó en más de una ocasión, alguna bajo la lluvia. En medio del trayecto solíamos parar a descansar a la altura del restaurante “O Galo” en Valón, donde echábamos una cabezadita en las escaleras de la entrada antes de proseguir la marcha. Cuando llegábamos a Doniños era totalmente de noche. Menos mal que la tienda, las tablas y las demás cosas quedaban en la playa durante la semana, de lo contrario hubiese sido imposible venir todos los fines de semana.

El modo en el que Juan y Matilde vivían en Doniños nos impactó un montón. Vivían en total contacto con la naturaleza. Ellos fueron las primeras personas a las que oímos hablar del respeto y cuidado de la naturaleza, hoy ideas tan en voga. Pasaban los veranos justo aquí. Entre todos los que compartíamos la ladera del Outeiro éste era el mejor lugar, y el que mayor significado tenía. Protegidos del viento, con un manantial cercano que les proporcionaba agua dulce. Con el mar suministrándoles buena parte de la comida. Y como no con unas excelentes vistas a la playa y a las olas. Sino había olas solíamos acercarnos a charlar con ellos. Siempre había algo interesante que escuchar.

Pero antes de descubrir Doniños, y como era normal, nuestro inicios fueron en Coruña, donde vivíamos. No recuerdo cómo fueron exactamente aquellos comienzos. Primero, aún sin saber del surf, comenzamos cogiendo olas con el cuerpo en la playa del Orzán. Después empezamos a utilizar unos “camperos”, que era como nosotros llamábamos a los plankin. Llegamos a fabricarlos nosotros mismos a partir de planchas de contrachapado, que conseguíamos en las carpinterías, y a las que dábamos forma calentándolas y torsionándolas con ayuda de una cuerda. Así que de pronto, y no sé muy bien cómo, estábamos unos cuantos con la idea del surf metida en la cabeza. Tras el plankin, supuso una gran novedad la “expropiación” que Checheri hizo de un paipo de fibra en un yate inglés. No era una tabla, pero en lo fundamental, se parecía bastante. Un día se rompió, y al ver su sección, con el foam y la fibra, nos hicimos una idea más o menos aproximada de cómo era una tabla. De ahí cada uno sacó su propia idea. Como bien se sabe Rufino y Tito “El Viejo” fueron los primeros en nuestro grupo en tomar la iniciativa de hacer, de un modo serio, una primera tabla, así que los demás fuimos tras ellos. Recuerdo también de modo especial el frustado intento protagonizado por Miguel Camarero y Alejandro Mesias, que utilizaron como foam un colchón, con funda incluida, sobre el que extendieron la resina, previa colocación de una placha de contrachapado, literalmente a manotazos. La tiñeron de rojo y se metieron al agua sin lijarla y sin casi dejar endurecer la resina. Tras cada sesión era necesario poner la tabla a escurrir para que fuese soltando todo el agua que había acumulado durante el baño.

A pesar de aquella precariedad inicial, la realidad era que los materiales que se utilizaban para la construcción de aquellas primeras tablas, salvo el foam, eran bastante accesibles para nosotros, ya que un familiar de Rufino trabajaba en la Unión Cristalera, que entre otros productos vendía resina, fibra picada, … Hasta trajeron algún foam, aunque recuerdo que eran demasiado densos y pesados, además de muy frágiles.

Tras aquellos iniciales intentos fallidos, que sirvieron para ir acumulando cierta experiencia, la primera prueba seria fue protagonizada como no por Rufino intentando copiar la tabla “venezolana” de Carlos Bremón. Uno de los grandes misterios era la forma curvada que tenía la tabla. Para darle el rocker al foam, dedujeron que lo mejor era hacer, a lo largo de todo el canto de la tabla, una serie de cortes transversales hasta casi el alma, vaciándolos, para después doblar el foam ocupando esos espacios. Los datos de partida con los que se contaba eran prácticamente nulos, por lo que todo era fruto de la improvisación y la imaginación, de las que salían algunas ideas que hoy nos pueden parecer absurdas, pero que si las analizas demuestran por parte de Rufino un gran ingenio. De aquel primer intento salieron una media docena de tablas que sirvieron para aumentar considerablemente el número de artefactos con los que podíamos ir al agua.
  

También hacíamos nuestros primeros pinitos con las reparaciones. Como muchas veces no teníamos resina, lo que hacíamos era reutilizar la que recuperábamos de tablas viejas o de la propia zona de reparación, calentándola hasta hacerla de nuevo fluida. Después, gota a gota, arreglábamos los golpes. Una vez calentamos tanto la resina que cuando entró en contacto con el foam, toda la tabla entró en ignición.

Así que ante la falta de documentación o bibliografía que consultar, muchas de las enseñanzas, por no decir casi todas, venían de fuera, y a través de personas que pasaron a tener un papel fundamental en el desarrollo del surf en Galicia, por lo menos en nuestro grupo. Uno de ellos fue Luis Bericua. A Luis, que sería posteriormente uno de los socios con los que abrimos el bar/galeria O’Patacón, lo conocimos un día en el Orzán. Creo recordar que nosotros estábamos en las escaleras de la playa hablando cuando se nos acercó y nos preguntó si hacíamos surf. Por su acento dedujimos que era asturiano, y dados los antecedentes asturianos que teníamos en Coruña con las figuras de Félix Cueto y Amador Rodríguez, y que Tapia era en aquella época lo más parecido que había en la peninsula a la meca del surfing, le atribuimos de inmediato grandes conocimientos surfísticos. Fue oir su pregunta y al momento silbamos a los que estaban en el agua para que saliesen y le dejasen a Luis una de las tablas. Entró, fue remando elegantemente hasta el pico, y de repente le vimos coger una ola con una facilidad y rapidez que para nosotros no era posible. De hecho no éramos capaces de adivinar cómo lo había hecho. Cogió una segunda ola, y ya más atentos, vimos que lo que hacía era saltar. Para nosotros, que hasta aquel momento nos poníamos de pie gateando, apoyando primero las rodillas, y alzando después el cuerpo, fue toda una revelación y un gran paso adelante. ¡Para ponerse de pie había que saltar! Nos pusimos entonces como locos a silbar para que saliese del agua y nos explicase en tierra como lo hacía exactamente.

El ejemplo de Luis no es más que otro caso de lo que cualquier foráneo suponía para nosotros. Representaban el medio a través del cual teníamos acceso al conocimiento, tanto de la técnica, como de los materiales, y una oportunidad única para hacernos con el material que no teníamos y que no había modo de conseguir. Por ejemplo así fue también como conocimos a Gonzalo Campa y Pedro Beraza. Una tarde estaba paseando cerca del Náutico cuando ví una furgoneta con tablas de surf en el techo. La matricula era del País Vasco. Me acerqué, golpeé en la puerta, pero no había nadie. Así que me senté al lado y esperé entre cuatro a cinco horas a que regresasen para conecerlos y hablar con ellos. Otro del que guardo un gran recuerdo es de Willy Reynolds, “el neozelandés”, gracias al cual vimos por primera vez una tabla corta. El padre de Willy era ingeniero agrícola, y había sido enviado por el gobierno neozelandés a Galicia para promocionar y montar aquí las plantaciones de kiwi que tuvieron tanto impulso en Galicia a finales de los setenta y principios de los ochenta, en base a las similitudes de nuestro clima con el de Nueva Zelanda. Creo recordar que estuvo en Galicia entre 5 o 6 años. Willy apareció con una tabla de un metro y setenta centímetros, muchos más pequeña y manejable que las que hasta entonces nosotros utilizábamos. Aquello fue toda una revolución. Will tenía además, comparado con nosotros, más nivel, así que de él aprendimos muchas maniobras que de otra manera hubiesemos tardado muchos más tiempo en conocer. O Darryl, el sudafricano, que nos descubrió muchos de los secretos de la fabricación de tablas.


Creo que otro hito fundamental en el desarrollo del surf en A Coruña fue la apertura de O´Patacón en 1979, que pronto se convirtió en el lugar de referencia y punto de encuentro de toda la gente que nos movíamos entorno al surf en Coruña. Antes de O’Patacón, como casi nadie tenía coche, nuestro lugar de encuentro eran siempre las escaleras del Orzán o el chabolo de Rufo, en donde quedábamos, para desde allí desplazarnos a donde hubiese olas. Yo normamente solía ir en el coche de Rufo: él conduciendo, Tito y Alejandro Mesias atrás, y yo de copiloto. Pero con la apertura de O’Patacón esta dinámica cambió, y el local pasó a ser nuestro lugar de encuentro. Normalmente a las 9 Tito ya estaba allí, y a medida que iba llegando la gente decidíamos nuestro destino. La apertura de O’Patacón coincidió con una época muy especial en todos los aspectos: con el fin de la dictadura se palpaba en el ambiente que la gente en general tenía especial motivación y necesidad de hacer cosas, de poner en común ideas y aficiones que hasta hacía poco se guardan casi en privado. Era así que en aquellos años en Coruña casi no había ningún local en el que gente con inquietudes artísticas pudiese exponer sus obras y entrar en contacto con otra gente con esas mismas inquietudes. Y se puede decir que con esa idea abrimos O’Patacón, entre otros socios Vari Caramés, Luis Bericua y yo mismo. Para la inauguración del local conseguimos traer al filósofo y ensayista Antonio Escohotado, y dentro de nuestra programación, que cambíamos cada quince días, incluimos exposiciones de pintura, fotografía, conferencias, … Por allí pasó gente hoy reconocida como el propio Vari, que en el año 80 hizo allí su primera exposición, o Xurxo Lobato, Alfredo Roldán, Jorge Cabezas, Fernando Bellas, … Quisimos dar al local también un ambiente especial. Mientras que el resto de locales de Coruña solían ser espacios oscuros, nosotros, que tanto nos gustaba la naturaleza, queríamos que hubiese luz, que la gente se viese las caras después de tantos años de oscuridad y prohibiciones. Así que más que como negocio, lo enfocamos como una aventura, un lugar de encuentro en el que poder dar salida a todos los cambios que se estaban produciendoy en el que se respiraba un ambiente increíble.

Y como no podía ser de otra manera, y en esa época llena de cosas nuevas, el surf formaba una parte fundamental en nuestra vidas. Hay un tema sobre el que he reflexinado mucho y que me gustaría destacar: en el surf, y como solo ocurre con otros pocos deportes , se establece una relación muy próxima entre quien lo practica y la naturaleza. Es importante tener en cuenta que el noventa por cien de la composición de nuestro cuerpo es agua. Por tanto cuando nos metemos en el mar, en realidad nos adentramos en el medio de la naturaleza que más se aproxima a nosotros. Más que la tierra o el aire. Las olas son además energía. En el momento en el que las olas se alzan y rompen, esa energía que viene transportándose desde cientos de kilómetros a través de los mares y océanos, se desata al llegar a la playa. Cuando cogemos una ola parte de esa energía pasa del mar a nosotros. Sin ninguna duda, y más que en otros deportes, estoy convencido que el surf nos recarga de energía, energía dinámica, salida directamente de la naturaleza. Creo por ello que el surf ha supuesto para muchos, yo incluido, un estabilizador de nuestro carácter.

En el surf se da además otra cuestión muy interesante. Más que en otros deportes, tiene la facultad extraordinaria de distorsionar el tiempo: por un lado, y cuando cogemos una ola, los pocos segundos que nos deslizamos sobre ella los sentimos como muchos más. En cierto modo el tiempo se detiene. Pero por otro lado, y en conjunto, el tiempo pasa muy deprisa, sorprendiéndonos en muchas ocasiones del rato que llevamos en el agua, que en realidad nos ha parecido muchos menos.

Y también a través del surf, aunque ya no como prácticante, he encontrado el medio para viajar por el mundo. A lo largo de estos años he estado en muchos lugares, y he tenido la oportunidad de llegar a conocer algunos de ellos: Costa Rica, la costa del caribe de Guatemala, el sur de Brasil, Uruguay, Marruecos, Bali, Hawai, … . Y entre todos ellos no sería capaz de quedarme con uno, Todos los sitios tienen su aquel. Para mi la naturaleza, y sus paisajes, son lo más maravilloso que hay, y lo que me motiva a seguir viajando.

Y así con imágenes e historias de uno de sus últimos viajes, quedamos para una próxima conversación aún sin fecha. Y es que con él no podría ser de otra manera. Así que esta entrevista no termina aquí, y en breve se le añadirán nuevos párrafos que completen la historia.

3.10.11

HISTORIAS. Lo injusto del nuevo sistema.



Hace poco lo decía Aritz Aramburu en una entrevista publicada en el periódico La Voz de Galicia, refiriéndose al nuevo formato de clasificación implantado por la ASP hace año y medio: "El nuevo formato puede llegar a desmotivar a los jóvenes que empiezan, porque puede parecer que estar entre los mejores es algo inalcanzable (...) Ahora solo ascienden o descienden tres o cuatro competidores a lo largo de la campaña, mientras que otros años eran 13 o 14". Y me imagino que esta opinión no será única de Aritz, sino de todos los surfistas que luchan por entrar en las pruebas WCT.

En mi opinión el nuevo sistema de clasificación es totalmente injusto, propiciando precisamente lo contrario que parecía buscar: que en cada momento de la temporada sólo participen en las pruebas CT los mejores surfistas, o al menos los que en mejor forma se encuentren.

Y por qué digo que es injusto:

-el número de campeonatos que dan acceso a los primeros puestos de la clasificación, para surfistas que no participen en las pruebas WCT, es escaso, sobre todo en comparación con el número de campeonatos WCT. En el calendario de este año existen 11 pruebas 6* Prime frente a las 11 pruebas del circuito WCT. El número de campeonatos con 6* es sólo de 9. Es decir, mientras que un surfista del WCT dispone de 31 oportunidades para sumar puntos que le mantengan entre los 32 primeros, el resto de surfistas sólo disponen de 20 campeonatos, es decir aproximadamente un 33 % menos de posibilidades.

-los puntos otorgados por la clasificación obtenida en cada campeonato son también desproporcionados, sobre todo para las primeras mangas del WCT. Pasar una sola manga en un WCT (se obtienen 1750 puntos) es sólo superado si se pasan 4 mangas en un 6* prime (9ª posición y 2400 puntos), o si se llega a semifinales en un 6* (2080 puntos). Pasar dos mangas en un WCT (4000 puntos), sólo se supera si se llega a semifinales en un 6* prime (4225 puntos), no siendo suficiente con ganar un campeonato de 6* (3500 puntos) para alcanzar esta puntuación. 

Tomando como referencia el sistema de puntuaciones he hecho varias simulaciones para demostrar con números esta injusticia:

CASO 1, surfista del WCT que se hubiese limitado a pasar una sola manga en 8 de las 11 pruebas del WCT (8 puntuaciones de 1750): tendría en su clasificación un total de 14.000 puntos, que tomando como referencia el ranking en base al cual se hizo la última actualización, lo situaría en el puesto 50, por delante por ejemplo de Aritz Aramburu, que tendría 13.312 puntos, logrados, entre otros resultados a partir de una victoria en un 6*, una victoria en un 5*, un 3º y un 5º puesto en un 6*, tres 13º en campeonatos 6* prime y un 9ª puesto en un 6*.

CASO 2, surfista del WCT que se hubiese limitado a pasar una sola manga en 7 de las 11 pruebas del WCT, y dos mangas en uno de los campeonato: tendría en su clasificación un total de 16.500 puntos, que lo situaría en el puesto 44.

CASO 3: surfista del WCT que se hubiese limitado a pasar una sola manga en 6 de las 11 pruebas del WCT, y dos mangas en dos de los campeonatos: tendría en su clasificación un total de 18.500 puntos, que lo situaría en el puesto 36. Estos 18.500 puntos son más que los 18.467 puntos que le valieron hace un mes a Tom Whitaker para entrar entre los 32 mejores surfistas. Es decir, bastaría con pasar únicamente 10 mangas en toda la temporada para lograr tu permanencia en las pruebas del WCT, y eso sin participar en pruebas Prime o de 6 estrellas.

¿Y cuáles pueden ser las consecuencias de este sistema?

En primer lugar el que se produzca un descenso en el número de surfistas que corren el circuito, desanimados por las mayores dificultades para lograr el objetivo que todos quieren alcanzar: clasificarse para el circuito WCT. De hecho este año han sido muy pocas las pruebas en las que los campeonatos se hayan iniciado más allá de la ronda de 96 (es cierto que en los 6* prime están limitados sólo a los 96 mejores). Por ejemplo el Pantín Classic, en el que recuerdo pruebas con inicio en la ronda de 144 o incluso 192, este año empezó prácticamente en ronda de 96.

Y en segundo lugar, dadas las mayores exigencias económicas para organizar un evento, y que sólo tengan verdadera relevancia de cara al ranking los prime y los de 6*, que el número conjunto de éstos descienda (sobre todos los de 6* para abajo), reduciéndose más si cabe la posibilidad de que un surfista logre el ascenso. 

La solución, sin abandonar el sistema de ranking único, creo que pasa por no premiar tanto el hecho de pasar una o dos mangas en un WCT, además de dar mayores puntuaciones a una buena clasificación en un Prime y en los 6* y 5*, de modo que el esfuerzo que están realizando muchos sea reconocido frente a la comodidad de otros surfistas bien asentados desde hace años en el WCT, que con tal de conseguir un único buen resultado en toda la temporada, tienen asegurada su continuidad en el circuito año tras año.


Y como se puede ver, pulsando AQUÍ, se trata de un tema en boca de todo el mundo.