26.8.12

HISTORIAS. III Concentración de pioneros.



Un año más, y con este ya van tres, Juan Chedas vuelve a organizar la "Concentración de pioneros" en la playa de Doniños. Este año tendrá lugar los días 8 y 9 de septiembre, y al igual que el año pasado, el sábado se organizará una cena, amenizada con alguna que otra sorpresa, y el domingo todos irán al agua.

Cada edición se dedica a uno de estos pioneros. El primer año el homenajeado fue Juan Abeledo. El año pasado Carlos Bremón. Y 2012 será el año de Roberto Fariña, más conocido como Tito, o "el Abuelo", toda una institución en el surf coruñés, que a sus más de sesenta años continúa, sobre todo en la playa del Orzán, dando muestras de su estilo en el agua.

Pero donde más fácil se puede encontrar a Tito es en su taller. Un pequeño garaje donde se guardan y arreglan tablas de surf, bicicletas y un largo etcétera de variadísimos artilugios, y en donde se mezcla el olor a poliester, fibra de vidrio y grasa de cadena. Un cuarto de shape al fondo lleno de polvo de resina. Dos filas de tablas colocadas a ambos lados: en una pared las nuevas o ya reparadas, y en la otra las pendientes y las recién terminadas. Un par de neveras como almacén de recambios para bicis y un mueble de carpintero lleno de recuerdos y recortes de prensa, papeles y herramientas. Y fotos por todos lados. Muchas de sus amigos. Una del homenaje a Fernando Torreiro. Otra de Dani “Raz”, en su famosa sesión de tow-in. Otras en las que aparece caracterizado como presidente de la Casa Blanca dando una conferencia de prensa. Postales y más fotos de sus amigos por el mundo. Y entre las tablas, una Rufo´s con una pegatina de Okena, la primera tienda de surf de la ciudad. Es en este taller donde Tito se encuentra a sus anchas y en donde casi constantemente recibe a amigos y surferos para que les repare una tabla, o simplemente para comentar la última sesión de surf. Tras sus gafas gordochas se observa una mirada atractiva y despierta. Su charla es animada. Da consejos y en su taller siempre hay una tabla o una bicicleta a mano para quien la necesite. Sin duda un gran tipo.
  


1.-Tito, el primero por la izquierda, en la playa de Sabón en los años setenta. Fotografía de Luis Bericua.
2.-En uno de sus baños en el Orzán. Fotografía Daniel Almeida.
3.-Antes de entrar al agua el año pasado. De izquierda a derecha: Juan Chedas, Carlos Bremón, Fernando Goméz, Vicente Irisarri, Juan Abeledo, Chicho Torreiro, Fernando Adarraga y Gonzalo Barro. Abajo: Gonzalo Casal-Super y Jaime Baila.

Texto basado en la entrevista efectuada por Gonzalo Cueto a Tito y publicada en la revista Surfari en 1999 y en el artículo publicado en 3sesenta sobre Tito escrito por Willy Uribe y Javi Amezaga.

24.8.12

HISTORIAS. Congratulations!!



Desde mi experiencia como coordinador del campeonato durante dos años, lo que más me motivaba, en los meses previos al inicio del Pantín Classic, era ver como crecía la lista de inscritos, y como en ella iban apareciendo figuras que uno admiraba de verlos en revistas y vídeos. Todo el esfuerzo del año cobraba sentido cuando entre la lista aparecían Jeremy Flores, Josh Kerr, Jordy Smith, Peter Mel, ...

Durante la prueba la recompensa alcanzaba su nivel máximo cuando el campeonato coincidía con buenas olas y los surfistas mostraban todo su nivel en el agua. Sin embargo en mi caso esto nunca ocurrió, y creo que 2006 y 2007 fueron los años con menos mar de toda la historia del campeonato. ¿Será que soy gafe en cuanto a olas en un campeonato de surf?. Por si acaso, no seguí un tercer año para confirmarlo definitivamente.

Echando la vista atrás, uno se pregunta: ¿cuántos surfistas habrán pasado por Pantín en estos 25 años?

Hubo ediciones en que se llegó a los 200 inscritos, y casi siempre se superaron holgadamente los 100. Está claro también que muchos han repetido participación. Por ejemplo, ¿cuántas veces habrá participado Eneko Acero? ¿20?. Aún así creo que fácilmente se habrán superado los más de 2.000 surfistas de al menos 30 países. Entre ellos muchas estrellas, pero también muchos surfistas anónimos buscando una oportunidad. El más curioso que recuerdo es uno que por placer recorría el circuito siguiendo a los profesionales. Creo que era australiano. Su nivel era bajísimo, y no debió de pasar una sola manga en todo el año, pero en 12 meses visitó todo el mundo, de campeonato en campeonato, siguiendo un perfecto plan de viaje con paradas en los cinco continentes.

Algún día haremos el trabajo de recopilar todos esos nombres. La lista es interminable, pero ahí van unos cuantos:

Tom Curren, Mark Ochiluppo, Damien Hardman, C.J. Hodgood, Sunny Garcia, Sofia Mulanovich, Joel Parkinson, Taj Burrow, Bruce Irons, Sally Fitzgibbons, Shane Powell, Richie Collins, Bobby Martínez, Gabriel Medina, Courtney Conlogue, Matt Wilkinson, John John Florence, Nat Young, Julian Wilson, Michael Campbell, Jake Peterson, Shane Bevan, Kai Otton, Michel Bourez, Patrick Gudauskas, Beau Emerton, Damien Hodgood, Alejo Muñiz, Tiago Pires, Eneko Acero, Nathan Hedge, ...

Y como no podía ser de otra manera, cuando uno se siente el "anfitrión" de todos esos surfistas, se pregunta sobre el recuerdo o la opinión que en ellos habrá quedado de Pantín. Está claro que para algunos no habrá sido más que otra parada en el circuito. Pero creo que para muchos, sobre todo para los que han repetido varios años, el Pantín Classic ocupa un lugar especial en su memoria. Y como muestra este vídeo, grabado por Clyde Martin hace unas semanas en el US Open en Huntington Beach, y en el que Wayne "Rabbit" Bartholomew, Al Hunt, Taj Burrow, Jake Paterson, Gony, Jordy Smith, Jonathan, Aritz, ..., mandan su particular mensaje de felicitación por estos 25 años.

22.8.12

HISTORIAS. La final 25 años después (2ª parte).




Hoy no pude asistir a la charla en el Aquarium, así que no os podré contar de primera mano las anécdotas que de aquella edición se recordaron. Para compensar mi falta os contaré algunas de las historias que he escuchado sobre aquel campeonato, aunque sin duda hubiese sido más interesante haberlas oído de sus protagonistas.

Y empecemos por la polémica. El Pantín Classic de 1988 evidentemente no era el primer campeonato que se celebraba en Galicia. El primero del que tengo constancia tuvo lugar en la playa del Orzán en 1972, y desde entonces, casi todos los años se celebraron pruebas que, más que competiciones, eran encuentros entre amigos que se reunían con la disculpa de un campeonato de surf. Pero el Pantín Classic nació con un espíritu diferente. Se buscaba celebrar un evento similar a los que ya estaban teniendo lugar en otras playas de Europa con mayor tradición surfística, y para ello era necesario que el campeonato se abriese a más surfistas que a los que por aquel entonces formaban la comunidad gallega. Sin embargo esta apertura no fue vista con buenos ojos por todos. De hecho hubo muchos que defendieron hasta el ultimo momento, llegando a no participar en el campeonato, la posición de que sólo se permitiese participar en la competición a surfistas gallegos. Afortunadamente esta opción no fue la que venció.

Tal vez por ello, y como reacción, todo surfista que vino de fuera recibido con especial hospitalidad, haciéndoles sentir que sólo con su presencia, e independientemente de su nivel, estaban prestigiando al campeonato. De hecho, casi se puede afirmar que durante los días previos al evento todo aquel surfista que no fuese de aquí, y que estuviese cerca de Pantín, fue invitado fervientemente a participar, no quedándole más remedio que aceptar la invitación. Así fue como los “exóticos” Z. Cordoni de Sudáfrica y el australiano M. Rosser se apuntaron a la prueba tras ser reclutados por Nano Couto la noche anterior. O como se inscribió también el norteamericano Sunway, que al parecer tenía parientes en Cedeira. A estos se uniría el brasileño Roberto Ziller, que estaba pasando el verano en Pantín. Sin querer las cuatro grandes potencias del surf mundial, a falta de Hawaii, estaban representadas en el campeonato.




Pero la gran figura, que acabó dando voz al evento en la prensa de la época, fue Jorge Imbert. Jorge estaba en Galicia visitando a su familia, parte de la cual es originaria de la zona de Vigo. No era la primera vez que estaba en Galicia. Su primer viaje surfístico a tierras gallegas había sido uno o dos años antes, y además de descubrir las olas de Pantín, Doniños o Campelo, había trabado amistad con Jarpín, Nano Couto y Pedro Calderón, quienes le animaron a participar.

Así, con una nutrida lista de participantes que obligó a celebrar previamente unos triales para decidir los 32 participantes finales, comenzó el campeonato. Por primera vez hubo jueces no gallegos puntuando las mangas. Vino la prensa, la radio y la televisión, y las olas fueron grandes y constantes. La infraestructura no era evidentemente la de hoy, pero contar con al caseta de socorrismo fue durante muchos años una gran ayuda. Jueces y speakers compartían terraza, protegidos tan sólo por un toldo soportado por unos palos y unas cuerdas, que no eran suficientes cuando la lluvia arreciaba. Micro en mano, de pie o sentados en una silla de plástico, el campeonato se retransmitió con un equipo formado por el amplificador del por entonces concejal de Valdoviño Carmelo Bouza, y unos altavoces que Gonzalo Barro pidió prestados a un grupo de música local. Y para señalar el inicio y final de las mangas, cuando se estropeó la bocina, hubo que recurrir a la sirena de la ambulancia.



Ese año se inició la tradición de que el domingo, antes de las semifinales y la final, se celebrase una comida de confraternización entre competidores, jueces y organización, que tenía lugar en Casa Ramos. Estas comidas se transformaron con el tiempo en cenas, ya que tras el almuerzo los competidores no terminaban en las mejores condiciones para entrar al agua, con sus estómagos llenos a rebosar después de haber degustado una buena muestra de productos de la tierra. Aquel año tocó cordero, y tras ver comer a Jorge Imbert varios platos, muchos pensaron que el favorito no sería capaz ni de levantarse de la tabla. Aún así ganó, ya que su nivel era muy superior al de lo demás, aunque en la final Fernando Adarraga cogiese las olas más grandes. Tercero quedó Roberto Ziller y cuarto Balbi Irisarri.



Y como no recordar el poster. Al igual que el logo del Océano Surf Club, la imagen del campeonato iba a ser diseñada por los arquitectos Suso Irisarri y Guadalupe Piñera. Pero las fechas se echaron encima y no dio tiempo a llegar a la imprenta con el diseño definitivo. Y entonces, y al igual que sucedería en futuras ocasiones con otras urgencias, Gusse Núñez acudió al rescate con un poster/collage creado por el mismo que, con la imagen de un mapa de Galicia de fondo, situaba todas las playas surfeables conocidas hasta entonces en Ferrolterra.

Seguro que se contaron otras muchas anécdotas que me habré perdido. Pero es que además, al no haber asistido a la charla, me he quedado con la incógnita de si en el programa del campeonato de este año se reeditará la final del año 1988. Esa era la idea al menos hace unos meses, y por lo que he oído, en ella ha estado trabajando Fernando Adarraga. Desgraciadamente creo que no se ha podido localizar a uno de los protagonistas, a Roberto Ziller, el brasileño, del cual se perdió la pista en Karlsruhe (Alemania), en donde estuvo dando clases hasta hace poco en una de sus universidades como doctor en física. Ayer Carlos Bremón me contaba que era una pena no poder contar con él, ya que al parecer Roberto es una de esas personas a las que da gusto escuchar. Y la verdad es que, leyendo los títulos de algunas de las investigaciones en las que ha participado como físico, debe de ser así.

Pero que falte uno de los protagonistas no puede ser motivo para que la final no se repita, así que en desdelacroa lanzamos varias propuestas justificadas de candidatos para sustituir al brasileño, si es que finalmente no aparece:

-Chicho Torreiro: si no hubiese sido por la ausencia de la mayoría de los surfistas coruñeses, posiblemente Chicho hubiese estado en la final.
-Gonzalo Casal "Super": fue otro de los finalistas de 1988, pero en bodyboard, en donde ganó en una muy reñida final a Luis Veiga.
-Gonzalo Barro: por elegir a uno de los locales por excelencia de Pantín en aquella época. Otros podrían ser Luis Novo, Amable o Leo Lugilde. 
-Por último, cualquiera de los semifinalistas o participantes de aquella primera edición, como por ejemplo Aitor Aguirremota o Juampe Sansinenea.

Y para completar la escena, y al igual que en 1988, la foto de la reedición debería ser sacada por Gonzalo Cueto. Sin quererlo Gonzalo inmortalizó con su cámara aquel momento, logrando una foto que se ha convertido casi en un icono para el surf gallego, y que aquel 25 de septiembre de 1988 conectó, sin quererlo, pasado, presente y futuro.


1.-Finalistas. De izquierda a derecha Balbi Irisarri, Fernando Adarraga, Jorge Imbert y Roberto Ziller. Fotografía de Gonzalo Cueto.
2.-Jorge Imbert. Fotografía de Javi Amezaga (3sesenta)
3.-Fernando Adarraga en la ola del campeonato. Fotografía de Merche Armental.
4.-Poster 1988.

20.8.12

HISTORIAS. La final 25 años después.



Los actos de conmemoración del 25 aniversario del Pantín Classic ya están en marcha, y para empezar la organización y Cabreiroa han reunido a 3 de los 4 finalistas de la primera edición con la idea de rememorar el campeonato de 1988. La cita será en el Aquarium de A Coruña este miércoles, día 22 de agosto, a las 12 de la mañana, y en ella los protagonistas repasarán cómo llegaron y cómo fue aquella final.

Y es que aquella manga final, gracias a la distinta procedencia de sus protagonistas, escenificó el pasado, presentó el presente y predijo parte del futuro del surf gallego y del campeonato.

Fernando Adarraga y Balbi Irisarri (con lycras azul y amarilla respectivamente) eran las dos máximas figuras, junto con Chicho Torreiro, del surf gallego a finales de los ochenta. Fernando representaba a la Galicia Norte, y Balbi a la Galicia Sur, las dos comunidades que habían protagonizado los orígenes del surf en Galicia. Ambos, además, colaborarían después en varias ediciones del campeonato como miembros de la organización (difícil de olvidar la retransmisión en directo del campeonato en la TVG con Fernando como comentarista).

Jorge Imbert (con lycra roja) llegaba a Pantín de rebote, pero como máxima figura del surf nacional tras ganar durante varios años seguidos el campeonato de España. Seguro que él no se imaginaba aquel día el papel que, en poco tiempo, jugaría en el desarrollo del campeonato gracias a la relación de patrocinio que el Océano Surf Club alcanzó con Quiksilver, y que se prolongó entre los años 1991 y 1997, y durante la cual el Pantín Classic pasó a formar parte del circuito mundial.

Y por último Roberto Ziller, el brasileño de la lycra verde. Roberto representaba la dimensión internacional que al año siguiente alcanzaría el evento gracias a la participación de los primeros surfistas profesionales venidos de Sudáfrica, Australia o Estados Unidos. Él no era surfista profesional. Estaba de vacaciones con su familia en Pantín, en donde entró en contacto con los surfistas locales, e hizo amistad con la familia de Vicente Irisarri, quien le convenció para que participase en el campeonato tras una churrascada en Doniños y mientras disfrutaban de una ricas tostadas untadas con yogur y moras.

17.8.12

HISTORIAS. El Mir y el Europa.








Curiosa esta regata de grandes veleros, también conocida como la Tall Ship Race. Al parecer en la competición lo de menos es quién llega primero y los premios se dan a la solidaridad y la amistad entre tripulaciones, lo que no son malos valores. 

Más que una regata, la carrera parece una disculpa para que varios cientos de amantes de la vela, a bordo de unos barcos impresionantes, se reunan y recorran Europa de ciudad en ciudad y de fiesta en fiesta. Sin duda un muy buen plan.

Aunque ver estos barcos de cerca es una maravilla, lo bonito es observarlos navegar, aunque sea en la distancia y un día de poco mar y no demasiado viento.

No vimos al Humbolt II, pero si al "Mir" y al "Europa", que fueron los que más cerca pasaron de Doniños. El Mir, de bandera rusa, fue construido en 1987 y tiene 109 metros de eslora. El Europa, holandés, se construyó en 1911, y es algo más pequeño, con casi 55 metros. El más grande y el más viejo de la regata compartiendo singladura, y rumbo a Dublín.

11.8.12

HISTORIAS. ¿Por qué no se hacen coches como los de antes?



Me lo he preguntado en más de una ocasión, ¿Por qué ya no se hacen coches como los de antes?

No creo que sea una cuestión comercial. Los diseños clásicos levantan pasiones y son muchos los que, a pesar de las limitaciones de seguridad, confort y mecánica, deciden hacerse con uno, pagando incluso precios considerables. Un vehículo de diseño clásico, con todos los avances en mecánica, seguridad y tecnología, seguro que sería todo un éxito de ventas para cualquier marca.

Tampoco creo que sea cuestión de avance en el criterio estético. Si hojeas cualquier libro que repase la historia del diseño, encontrarás decenas de referencias a los modelos clásicos, y casi ninguna que ensalce las formas o soluciones de alguno de los vehículos actuales. Por lo general, y en mi opinión, éstos son cada vez más feos, más agresivos, con formas menos armoniosas. Incluso mal proporcionados. 

Me gustaría creer que es una cuestión de aerodinámica, de optimización de los consumos, con diseños más eficientes que buscan reducir la resistencia al viento de las carrocerías. Pero hace muchos años que se alcanzaron diseños que solventaban este problema de forma efectiva, y además cuidando el diseño.

Tal vez la respuesta esté precisamente en esa "mala" estética. A un mal diseño, el paso el tiempo lo deja enseguida en evidencia. La gran mayoría de los coches actuales nos descubren su falta de vigencia poco tiempo después de su salida al mercado, devaluándose, principalmente por su diseño "anticuado", a una velocidad asombrosa, cuando su función la siguen ejerciendo prácticamente igual que cuando fueron adquiridos. El colmo es cuando descubres que la mecánica del nuevo diseño es muchas veces la misma que la del modelo que ha sustituido en el concesionario. 

Tal vez sea mal pensado, pero creo que con diseños "perecederos" se incentiva la falsa necesidad de cambiar de coche. Esa "falsa necesidad", extensible a cualquier otro producto, es la clave del sistema económico en el que vivimos: hay que consumir, y con objetos que mantengan su vigencia en el tiempo  no se consigue.

8.8.12

HISTORIAS. Pena Lopesa.






El sábado pasado, ante la pobre previsión de olas, decidimos madrugar y recorrer la senda litoral que une Ponzos con Campelo para ver si había suerte y encontrábamos algún sitio en donde surfear. Si las olas finalmente no aparecían, tampoco era tan mal plan disfrutar de las excelentes vistas de este tramo de costa.

Comenzamos por Ponzos, en donde los primeros paseantes comenzaban a recorrer la playa. Parecía haber algo más de mar que en Doniños, pero insuficiente, así que pusimos rumbo hacia El Casal, en donde tampoco encontramos olas.

En medio del camino, antes de llegar a Campelo, y al ver el cartel que anunciaba nuestro paso frente a Pena Sopesa, me acordé de una historia que sobre este lugar me contó hace tiempo Carlos Bremón. Así que nos desviamos y cogimos el camino que nos llevó hasta ella.

Pena Sopesa es un islote, de unos 50 metros de ancho por 150 metros de largo, que se alza sobre el mar en el fondo de un acantilado. Su base está horadada por una caverna que lo atraviesa de lado a lado, y a través de la cual se puede pasar en marea baja. Su altura máxima fácilmente supera los 30 metros. Para acceder a la isla, si no eres escalador, lo más sencillo es hacerlo por su cara más expuesta. En el lado protegido existe una cuerda que es utilizada por los mariscadores para ascender a la isla.

Las características y ubicación del lugar le hacen a uno sospechar que éste puede ser otro de esos lugares de nuestra costa llenos de historias. De hecho, en el camino por el que hemos llegado hasta aquí, se contaba que, coincidiendo con las fiestas de Cobas, los vecinos habían visto en varias ocasiones a un jinete, que identificaron con el demonio, y que iba dejando tras de sí, mientras galopaba a toda velocidad, una estela de fuego. 

Varias campañas arqueológicas han localizado vestigios de un castro, lo que confirma que hace años la isla no sólo estuvo habitada, sino que posiblemente fuese una península unida a tierra firme por un cordón de material que el mar se encargó de erosionar.

Al parecer el nombre de Pena Lopesa, se debe a un tal Lopo de Lago, del cual se dice que construyó un castillo sobre la peña. La fortaleza fue destruida cuando Lopo, en un ataque de furia, asesinó a su mujer.

Otra curiosa leyenda cuenta que un rey, descendiente de Lancelot, y que tal vez podía ser el mismo Lopo de Lago, poseía en la isla un castillo con un enorme tesoro. Un día unos ladrones lo asediaron rodeándole y no dejándole salir de la isla. Sólo disponía de una pequeña provisión de maíz para subsistir, con lo que los ladrones pensaron que o abandonaba la isla, o moriría de hambre. Sin embargo, el poco maíz que tenía lo utilizó para dar de comer a las aves, y alimentarse con ellas dándoles caza. Tras esta muestra de ingenio los ladrones desistieron y abandonaron la costa.

La última de las leyendas cuenta que otro rey, perseguido por la justicia, buscaba siempre refugio en el castro, para lo cual entraba cabalgando con las herraduras de su caballo puestas al revés, haciendo creer así a sus perseguidores que salía en lugar de entrar cada vez que se refugiaba en la isla. 

Tras comprobar en Campelo que la fuerza del mar tampoco era suficiente, regresamos a Doniños, en donde al menos hubo un baño, aunque raquítico, con el tablón.